Esta es una reseña sobre la exposición del pintor José Sabogal realizada en el Country Club (Lima, 1940).
El autor del presente artículo es el crítico de arte Carlos Raygada, figura destacada en la escena artística peruana entre las décadas de 1930 y 1950. Colaboró en medios de prensa como El Comercio, El Perú y La Crónica. Además, editó las revistas Stylo (1920) y Presente (1930–31), ambas especializadas en temática artística. Fue también crítico musical y gestor de la creación del Conservatorio Nacional de Música (1946). Su crítica de arte se inclinaba claramente por las propuestas del indigenismo, sosteniendo, en cambio, una postura desfavorable hacia corrientes tales como la abstracción, la cual se impuso finalmente en el medio peruano en los cincuenta.
Hacia mediados de la década de 1930 se articuló una fuerte oposición contra esa tendencia —percibida como oficial y excluyente—, hasta la destitución, en 1943, de Sabogal de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Para los seguidores del indigenismo se trató de una disposición injusta, produciéndose un movimiento de adhesión al pintor expresado en cartas, notas periodísticas y eventos sociales.
El último período de Sabogal —definible entre mediados de la década de los cuarenta y 1956 (año de su muerte)— está marcado por su retorno a una intensa producción pictórica en su taller, la cual dio lugar a su última exposición realizada, en 1954, en la Sociedad de Arquitectos del Perú (Lima). Destaca también, en esta etapa, su preocupación tanto por difundir (siguiendo el modelo mexicano) la práctica del muralismo en el Perú como su interés por el estudio del arte popular. Esto desde el año 1946 cuando reanuda su labor como director del Instituto de Arte Peruano (Museo Nacional de la Cultura Peruana), lo que le permitirá retomar el concepto de “arte mestizo” reflejado en sus cuadros sobre el Inca Garcilaso de la Vega.