Santiago Cárdenas (n. 1937) no es el pintor de los objetos cotidianos, como se ha dicho usualmente; son simplemente una excusa para materializar un engaño. El tema central de su pintura es el engaño [trompe l’œil] y no los objetos representados en esta; se trata de un engaño al ojo que tiene su origen, según Cárdenas, en la necesidad de “hacer un arte asimilable sin necesidad de explicación. Un arte que no compita con el arte sino con la naturaleza, que entre por los sentidos”. (1) Tal afirmación quizás surja en virtud de que el artista percibía la pintura contemporánea como demasiado “esotérica”; el engaño, por medio de la ilusión, es entonces una premisa que sustenta gran parte de su producción y que lo lleva a vincular al público de forma activa en su trabajo. El documento hace evidente cuál fue el punto que dio pie a buena parte del desarrollo de la obra de este artista durante los últimos años de los sesenta y principios de los setenta. Principalmente, cuando establece una relación compleja sobre el concepto de espacio en la pintura.
Santiago Cárdenas estudió Bellas Artes (Fine Arts) en la Yale University (New Haven, 1962–64) y durante este periodo estuvo en contacto con personajes del arte internacional como Alex Katz, Frank Stella, Richard Serra y Janet Fish, entre otros.