Desde su tribuna en la Revista Javeriana de Bogotá, Eduardo Ospina (1891−1965) decidió entablar investigaciones de índole histórica, religiosa y filosófica. Su mayor propósito era el de difundir la enseñanza del arte, a partir de la mirada que le confería su formación católica. Lo interesante de este texto y otro tipo de publicaciones de Ospina en la Revista Javeriana se encuentra en la posibilidad de aproximarse al pensamiento conservador que permeaba el arte durante las primeras décadas del siglo XX en Colombia. Aunque el desnudo había sido un tema recurrente en el arte del país, en los años cuarenta, desnudos femeninos pintados por Débora Arango (1907–2005) y Carlos Correa (1912–85) causaron gran conmoción en el seno de la Iglesia católica nacional. Ospina, defensor de la moral católica, desarrolla este tipo de artículos con el fin de establecer cómo los devotos deben apreciar este género artístico.
Otro aspecto que vale la pena recalcar es que el artículo pone en evidencia una preocupación en torno al arte y su relación con la educación. Ospina se revela, en ciertas ocasiones, como aquel personaje que se vale del arte como herramienta moralizante, basado en sus creencias. En sus textos explora el arte como oficio y expresión, pero también intenta descifrar cómo las esferas que lo rodean determinan su producción. Para él, fue fundamental dar a entender cómo la religión influye en la toma de decisiones de los artistas; en esta medida podemos entender que los artistas colombianos trabajaban en medio de un campo de batalla; que sus obras no sólo estaban acechadas por el juicio de los críticos, sino por la opinión de la iglesia y, en algunas ocasiones, del Estado.
Eduardo Ospina se destacó como artista, poeta, ensayista, crítico, esteta, traductor, educador, apologista y promotor social, miembro de la Academia Colombiana de la Lengua y humanista. Cumplió, además, una enorme labor como teórico, profesor y difusor de arte en la Universidad Javeriana. Entre sus aportes se encuentran las publicaciones en Revista Javeriana siendo encargado de sus Páginas Artísticas, donde escribió y ejerció la labor de director (entre 1934 y 1959).