El crítico y dibujante Juan Calzadilla (n. 1931) escribe la presentación de la exposición Luis Chacón. 30 grabados (Caracas: Museo de Bellas Artes, 1962). Entonces, Calzadilla dirigía la revista Visual del MBA, organizador de la muestra, institución a la cual estaba estrechamente vinculado. Luis Chacón (1927?2009) había recorrido ya un largo camino en el quehacer de la gráfica pero, según señala Calzadilla, el grabado carecía de tradición en Venezuela (académica, expositiva y a nivel de coleccionista). En ello radica el valor de este documento, por ser una de las primeras muestras individuales de grabado, hecha el año que se empieza a otorgar el Premio Nacional de Dibujo y Grabado del Salón Oficial Anual de Arte Venezolano; inclusive siete años antes del primer Premio Nacional de Grabado del mismo Salón. En este texto, Calzadilla enfatiza la dificultad en el país para darle al medio gráfico un reconocimiento acorde a su importancia y contrapone este hecho al esfuerzo individual de artistas como Chacón y Palacios. La exposición se presenta entonces como encrucijada: ya sea en la historia del grabado en Venezuela o bien en la obra de Chacón. En la primera, la exposición representa el reconocerle validez a un lenguaje artístico sin tradición en el país, gestado a costa de esfuerzos individuales; en segunda instancia, la exposición del Museo de Bellas Artes, en 1962, representa para Chacón un tránsito por la abstracción e inicio de una etapa experimental que lo condujo a trascender la bidimensionalidad del papel y la serialización de la estampa, para producir objeto-grabados y, posteriormente, esculturas.