El texto escrito por Miguel Huertas (n. 1959) muestra de qué manera la obra de Santiago Cárdenas (n. 1937) retoma varios problemas del arte de los años setenta. Por medio de una “técnica tradicional y muy austera”, Cárdenas representa objetos banales; sin embargo, se basa en su representación para “hacer visible aquello que normalmente pasa a un segundo plano hasta llegar a ser considerado como nada”. Aquí, el autor toma como ejemplo la tela o el bastidor, los cuales, de por sí, ya tornan explícito todo un discurso sobre la pintura.
Cárdenas busca suscitar una reflexión del público sobre la experiencia perceptiva de la pintura en tiempo y espacio reales. Huertas sustenta esta idea al retomar la diferencia existente entre la pintura de Cárdenas y la pintura “hiperrealista”, ya que esta última es realismo fotográfico, tendencia no compartida por Cárdenas. Se hace partidario del realismo anterior a la fotografía; es decir, lo que para Cárdenas representa el espacio renacentista. Finalmente, Huertas muestra de qué manera la obra de este artista colombiano se integra al entorno del espectador, debido a que, con frecuencia, sus cuadros son una mera prolongación de la arquitectura del lugar en el que están expuestos. El observador centra entonces su atención, así sea por un momento, no en la pintura sino en la arquitectura circundante.
El artista plástico Miguel Antonio Huertas Sánchez realizó estudios de artes plásticas (1983) y una maestría en Historia y Teoría del Arte y la Arquitectura (2001) en la Universidad Nacional de Colombia, así como una especialización en grabado en metal en Francia (París).