El artículo “Primera biografía: Un pintor primitivo genuino” de Álvaro Cepeda Samudio (1926–72) narra el reencuentro entre el crítico de arte cubano José Gómez Sicre (1916–91) y el pintor primitivista colombiano Noé León (1907–78), un momento significativo pues el crítico de origen cubano le comunica los resultados de su gestión: su obra por primera vez se conocerá en el exterior. En ese entonces, Gómez Sicre se desempeñaba como director de la División de Artes Visuales de la Unión Panamericana (en la actualidad, Organización de los Estados Americanos [OEA]) y su interés en el artista es tan notorio que escribió la nota que publicaron junto al texto de Cepeda Samudio.
El texto de Gómez Sicre, “Noé León: Francotirador en el mundo del arte” menciona cómo el crítico descubrió al pintor cuando copiaba sus pinturas de láminas postales y de revistas y salía a venderlas por las calles del puerto de Barranquilla: “Al ver pasar a este individuo cargado de cuadros, presumí en él la personalidad de un genuino primitivo, lo llamé y así nació un nuevo pintor de América: Noe León”. Ante su petición de realizar cuadros de creación personal, Noé León pintó Casa y jardín en Barranquilla y El Gran Luruaco. Gracias al impulso del crítico se expuso la primera obra en la muestra El Museo de la pintura ingenua (1961) del Museo de Baden (Alemania), además de otras dos ciudades alemanas y de los Estados Unidos.
Noe León pintó en sus inicios bodegones con frutas tropicales; después, enfocó su atención en la realidad de su entorno rural y urbano de la Costa Atlántica colombiana. En su pueblo natal estudió sólo hasta cuarto grado de primaria por la extrema pobreza de su familia; en su juventud desempeñó muchos oficios, entre otros: transportador de lancha y policía, como señala el texto. Cuando se trasladó hasta Barranquilla, para sobrevivir, comienza a pintar paisajes en discos viejos de acetato, luego sobre cartones y maderas vendidos en bares y de casa en casa. En esas circunstancias del destino conoció Gómez Sicre a Noé León.
Por insinuación de Gómez Sicre, Eduardo Vilá Fuenmayor, organizó una exposición en su Bar La Cueva (lugar de gran renombre que trascendió a nivel nacional porque alrededor de unos tragos de ron se reunía el llamado Grupo de Barranquilla); luego, se desempeñaría como mecenas de León. Habrá de subrayarse que los demás integrantes del Grupo de Barranquilla —el pintor Alejandro Obregón (1920-−92), entre ellos— con sus consejos impulsaron el desarrollo de la obra del pintor.
Cepeda Samudio perteneció al llamado Grupo de Barranquilla, tertulia de reconocidos escritores y artistas. Fue un innovador de las letras colombianas como se constata en el cuento “Todos estábamos a la espera” (1954) y la novela La casa grande (1962). Destacado periodista, escribió en el diario El Heraldo su columna Brújula de la cultura; dirigió los periódicos El Nacional y Diario del Caribe. Hizo parte del cortometraje experimental La langosta azul (1954) participando como guionista, actor y productor.