Este diálogo entre Raquel Tibol (n. 1923) y el artista colombiano Leonel Góngora (1932–99) resulta significativo por haber sido ambos partícipes del movimiento mexicano Los interioristaso Nueva Presencia, grupo renovador de las artes en los años sesenta de ese país. La entrevista se publicó en el catálogo de la exposición La hipocresía o el gobierno del cuerpo: Proposiciones plásticas de Leonel Góngora (22 agosto-23 septiembre de 1973) realizada en la Sala Verde del Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México. Fue considerada una de las más importantes exposiciones de Góngora donde expone las ambientaciones: Los ambientes de verdad, La recámara amorosa y El cuarto de María, compuesta por una cama y un maniquí que representa a María, personaje principal de la novela romántica (hito literario) de Jorge Isaacs (1837–95).
En México, Góngora tuvo la oportunidad de compartir con un grupo de intelectuales y jóvenes artistas que se oponía a seguir trabajando bajo los preceptos de la Escuela Mexicana de pintura. Desde su arribo, en 1961, se identificó con los propósitos de grupos artísticos de la llamada “ruptura” que, desde los años cincuenta, reaccionaban contra los presupuestos dominantes en ese momento del arte moderno y, sobre todo, de la hegemonía muralista en México. Góngora se adhirió al grupo Nueva Presencia, creado en 1961 a partir de la exposición en la cual participaron, entre otros: José Luis Cuevas (n. 1934), Francisco Icaza, Francisco Corzas (1936–83) y el fotógrafo Nacho López (1923–86). Icaza, pintor autodidacta, y Arnold Belkin (1930–92), con apoyo de Tibol, escribieron la revista-cartel que proclamaba el “Manifiesto Nueva Presencia del hombre en el arte moderno” (1961). Este grupo —ya sea Interioristas o bienNueva Presencia— exploró una nueva figuración y una propuesta estética reflexiva de corte humanista; clamaba por un arte no indiferente a su tiempo, abogando por valores que integraran al individuo con su medio social. Grupalmente se oponían entonces a la comercialización del arte; por eso, en la entrevista se comprende que Góngora sostuviera (en los años sesenta): “mi arte es completamente anticomercial, y para no tener que vivir de él doy clases, enseño”. Desde 1963, se había vinculado como profesor del Massachusetts College of Art (Boston); situación que no obstaculizó los constantes viajes en particular a su país natal para exponer su obra y mantenerse informado sobre la realidad cultural y sociopolítica de Colombia.