Jorge Moreno Clavijo (n. 1921), caricaturista, escritor y crítico de arte colombiano, plantea una pregunta reveladora sobre el estado del arte colombiano de 1946. Para entonces, algunos artistas avanzaban hacia la abstracción y aquellas tendencias modernistas heredadas de las vanguardias internacionales de comienzos del siglo XX; sin embargo, sólo el pintor León Cano hace referencia a esta aproximación, considerándola insana.
El “desarrollo progresivo” del arte colombiano para Erwin Krauss, Gonzalo Ariza (1912–95) y Luis Vidales (1900–90), radica en que el arte colombiano se equiparaba a otras manifestaciones de arte latinoamericano que, en ese momento, contaba con figuras consagradas en el ámbito internacional; a juicio de Miguel Díaz Vargas (1886–1956) eso se condiciona al apoyo oficial.
Las respuestas claves provienen de Luis Benito Ramos (1899−1955), Luis Alberto Acuña (1904–84) y Alipio Jaramillo (1913−99); el arte, para ellos, no estaba en decadencia sino en proceso de definición. Estos tres pintores fundamentales en el desarrollo del muralismo en Colombia, a lo largo de la década de treinta eincluyendo a Ignacio Gómez Jaramillo (1910–70) y Pedro Nel Gómez (1899–1984), protagonizaron un giro en nuestro arte tanto en lo técnico como en los temas: la influencia del expresionismo y del muralismo mexicano, el interés por el origen de la nación, la vuelta al indigenismo y el reconocimiento de Colombia como nación mestiza. Esta temática, como un todo, condujo a un arte de mirada abierta e incluyente en la caracterización del país, el cual contrastaba con el arte señorial y neocostumbrista de las décadas pasadas.
Moreno Clavijo ha representado con sus líneas a personajes de la política y de la actualidad nacional. Desde la crítica de arte defendió con convicción la construcción de un arte nacional a partir de referentes locales, desde el costumbrismo del siglo XIX hasta los años sesenta.