El capítulo presenta una detallada y bien documentada cronología sobre la pintora antioqueña Dora Ramírez, ilustrada con fotografías del álbum personal de la artista. Detalla el medio familiar en el que nació, su temprano matrimonio (del que tuvo seis hijos) y la formación artística que emprendió, una vez que sus hijos ingresaron al colegio. Principalmente, se formó en el Instituto de Artes Plásticas de la Universidad de Antioquia, siendo alumna de Aníbal Gil. Un par de cursos que realizó con el norteamericano Richard Kathmann, así como un viaje a Nueva York, resultaron claves para que emprendiera su labor artística profesional. En su casa de la calle Caracas (Medellín), hoy desaparecida, estableció una tertulia artística y literaria de vanguardia. La sociedad de Medellín encontró reprobable su participación en ella siendo una mujer casada. A la postre, Ramírez se divorció y desarrolló su activa carrera como pintora y profesora de arte. Participó en numerosas exposiciones locales, nacionales e internacionales, con una obra en la que hizo una apropiación muy personal de ciertos principios del arte pop (colores planos y fuertes) y su interés por motivos cotidianos y personajes de la cultura popular. Todos ellos planteados en un contexto en el que se daba una renovación de las artes plásticas regionales.

El capítulo reseñado es de especial interés debido a que presenta por primera vez una detallada cronología de la vida y obra de esta pintora antioqueña, Dora Ramírez (n. 1923), realizada a partir de una completa investigación documental. En el texto se reseñan los principales momentos de su biografía y trayectoria artística, en la que se destacan las principales exposiciones y los comentarios que suscitaron por parte de la crítica. Está complementado con extensas citas de artículos de prensa y entrevistas con la pintora. De acuerdo a lo que escribió en 1971 su profesor Richard Kathmann, “(…) los trabajos de Dora Ramírez están impregnados de humanidad (…) la obra es un homenaje al vivir. Es luz, afirmación, alegría, pintura de por sí, pintura porque sí. Con sus manos hace milagros”. 

Esta “Cronología” forma parte de un libro publicado como homenaje a la artista, en el que se recogen testimonios de amigos que tomaron parte en las tertulias en su residencia, en las que la figura intelectual más destacada fue el escritor Manuel Mejía Vallejo. 

La publicación incluye una amplia selección de pinturas al óleo y acrílico, así como dibujos a lápiz y carbón (realizados entre 1961 y 1986). A mediados de la década de los ochenta, Ramírez dejó de pintar y desarrolló más ampliamente sus intereses como bailarina de tango; desde entonces ha participado en diversas presentaciones públicas nacionales e internacionales.