Marta Traba (1923–83) jugó un papel protagónico en la vida profesional del escultor colombiano Édgar Negret (1920–2012). Lo acogió como uno de sus artistas más apreciados y, por medio del significativo acceso que tuvo ella a los medios masivos de comunicación colombianos, logró incluirlo en la lista de los artistas modernos más importantes del país. El texto “Negret” (1964) fue escrito para el catálogo de la exposición Seis artistas contemporáneos colombianos realizada en 1963. La exposición fue organizada por Traba para la inauguración de la Galería 25, en Bogotá. Fue en esa muestra donde, por primera vez, expusieron juntos los seis artistas acogidos por ella como los más significativos representantes de nuestro arte moderno: Alejandro Obregón (1920−92), Eduardo Ramírez Villamizar (1922–2004), Fernando Botero (n. 1932), Guillermo Wiedemann (1905−1969), Enrique Grau (1920−2004) y el propio Negret.
Además de la trascendencia de la exposición Seis artistas contemporáneos colombianos, el texto con el que acompaña la muestra es significativo, pues señala una serie de argumentos de Traba que presentan a Negret de modo destacado en Colombia, y llamativo, pues evidencia el tipo de información que suministraba Traba a los lectores de aquella época para comprender la importancia de lo que se pudo ver en la galería. Es uno de los primeros escritos sobre Negret que se centran en describir formalmente sus obras, encontrando, en sus características físicas, argumentos para justificar su importancia para el arte en Colombia. La crítica invita a percatarse de la manera cómo Negret empleaba materiales no convencionales para la época, tales como el aluminio, láminas delgadas de madera, alambre y pinturas industriales. Además, Traba describe el uso de técnicas novedosas como el ensamblaje usando tuercas y tornillos que dejaba a la vista. La crítica incita al lector a interesarse por la continua referencia, a partir de “lo material”, al mundo moderno industrializado en series como “Aparatos Mágicos” o “Arquitecturas Submarinas”. Todas esas apreciaciones formales le sirvieron a Traba como justificaciones para ubicar al escultor como un artista de vanguardia que se nutría del mundo moderno a su alrededor y proponía, simultáneamente, una reevaluación de la escultura en Colombia. Textos como “Negret” contribuyeron a hacer de él una referencia segura a la hora de hablar de modernidad y arte escultórico en Colombia.