La importancia de este artículo es su singularidad. No solamente por ser uno de los pocos textos en Colombia en el cual se hace referencia a la obra de Aubrey Beardsley (1872−98), sino también por el momento en el que se publica. Hacia 1929, existían en Colombia algunos dibujantes y caricaturistas de cierta importancia que difundieron su obra a través de distintas revistas de la capital colombiana. Lo curioso es que no hubo ninguna mención sobre ellos en medios impresos. Germán Arciniegas (1900−99) —intelectual de corte liberal y director de la revista Universidad, en cuyas páginas se publicaron trabajos gráficos innovadores para su época— tenía la autoridad suficiente para explicar el significado histórico y artístico de un Beardsley. De alguna forma, realzar la figura del británico significaba mostrar el caso de un artista ilustrador, el cual había superado las categorías entre arte menor y mayor, para así revelar la riqueza plástica de sus obras. En su opinión, en ellas, inevitablemente, se descubrían antecedentes del arte moderno.
Aubrey Beardsley murió a los 25 años. Fue pintor, aunque se le conozca mayormente por sus ilustraciones; especialmente las realizadas en torno a la obra Oscar Wilde (1854?1900). La obra de Beardsley es novedosa y crítica con la cultura victoriana de aquella época en Inglaterra; de modo tal que trabajó diversas temáticas: la mitología, la caricatura y el erotismo. La técnica preferida por él fue la tinta sobre papel, con un especial interés e involucramiento con el grabado japonés. El pintor estuvo influenciado tanto por el simbolismo como por el escepticismo y tuvo cierto vínculo con el cartelista, de origen checo, Alphonse Mucha (1860?1939).
Germán Arciniegas fue historiador, escritor, diplomático y político colombiano. Estudió Derecho en la Universidad Nacional de Colombia y se desempeñó como profesor de varias instituciones educativas del país, amén de Columbia University en Nueva York. Desde su juventud fue un gestor de las letras y fundó diversas revistas; entre otras: revista Universidad (1921−31), Revista de las Indias (1934−44), Revista América (1945−57) y, finalmente, Correo de los Andes (1979−88). Además de su carrera diplomática en diversos países del mundo, fue un prolífico escritor. La mayoría de sus ensayos y escritos históricos versan sobre el americanismo y la reivindicación de las culturas y razas en Latinoamérica. En Bogotá, Arciniegas fue un entusiasta de las artes y, en especial, un defensor de aquellas formas artísticas que apelaban a la modernidad.