El documento es representativo pues permite interpretar y analizar la obra Íconos (1996?97) del artista colombo-holandés Germán Martínez Cañas (n. 1965) partiendo de la descontextualización visual de la violencia, la fatalidad y el horror que usa como elemento primordial. Esto es decisivo para producir imágenes que se establecen como crítica visual del contexto de la guerra interna en Colombia, la problemática sociopolítica en la que el país vive inmerso. Es así que se delatan, de manera impactante, las consecuencias más sutiles de la contienda fratricida tales como la “deshumanización” e “invisibilización” de la muerte cotidiana en los medios de comunicación. Importa destacar el señalamiento que María Iovino (n. 1961) hace de la obra de Martínez como cuestionamiento crítico del espacio paradisíaco que la publicidad ofrece al público. La curadora lo denomina la “violencia que transita en silencio”; la cual, de manera arbitraria, determina tanto la estética del deseo como el bienestar de sus espectadores, sustentando así intereses establecidos por los poderes hegemónicos y económicos globales.
La autora destaca el uso de objetos e imágenes significantes de la violencia, del ultraje y del desamparo en la obra de Martínez, colocando como ejemplo Canción de cuna (1992), la instalación luminosa hecha con frascos de bóxer, pegante o cola de zapatero utilizados por los indigentes como droga para suplir la carencia de alimento. Este recurso, según la autora, revela el desequilibrio y la injusticia que se van discerniendo profundamente sobre el sentido de la vida; o sea, características de lo que ella llama “buen arte”. Esta posición trae a colación una lectura de tipo marcante en la plástica nacional, ya sea como estrategia de denuncia o bien como señalamiento de problemáticas sociales, con las cuales se ponen en evidencia características de firmeza en la curaduría y de rigor en la crítica nacional durante la década de los noventa.
Germán Martínez es un artista colombo-holandés egresado de la Universidad Nacional de Colombia. Participó en la VI Bienal de La Habana (1997), en el programa Nuevos Nombres (1991) y fue el ganador de la XVI versión del Premio Salón Francisco A. Cano (1988). Actualmente (2010) vive y trabaja en Bogotá.
Maria Iovino se vincula a la curaduría en Colombia. Entre sus más recientes proyectos se encuentran Volverse aire (2003), exposición retrospectiva de Óscar Muñoz (n. 1951), la de Contratextos (2008) y la Video Box (2009), entre otras. En la actualidad, se desempeña como curadora independiente en varios proyectos tanto en Latinoamérica como en la escena nacional, sobre todo con arte-cámara (proyecto de la Cámara de Comercio de Bogotá) preparado para ARTBO, la Feria de Arte de Bogotá.