Durante los años cuarenta, el arte colombiano se caracterizó por la búsqueda de nuevos horizontes y por la renovación generacional en la nómina de los artistas. Los lenguajes del arte moderno hicieron su aparición a través de artistas como Enrique Grau (1920?2004), Édgar Negret (1920?2012) y Alejandro Obregón (1920?92), entre otros. Algunos esfuerzos de tenor institucional apoyaron esta tendencia, como se puede observar, en la creación del Salón Nacional de Artistas Colombianos, realizado desde 1940. En este artículo, Jorge Gaitán Durán (1924–62) da cuenta de la complejidad del campo artístico en el año de 1946, analizándola con profundidad crítica y una precisión conceptual notables.
Gaitán Durán tenía algo más de 20 años cuando escribió su artículo y, desde su llegada a Bogotá procedente de la ciudad de Cúcuta (Colombia), se había convertido en uno de los más aguerridos defensores del arte moderno en el país. En este artículo se torna evidente su defensa de valores plásticos de la modernidad, en detrimento del naturalismo a ultranza y del predominio de lo anecdótico imperantes en décadas anteriores.
Cabe resaltar el conocimiento que tiene Gaitán del medio, lo que posibilita que sus reflexiones teóricas estén acompañadas de referencias explícitas a obras y a exposiciones específicas. Es decir, no se queda en la disquisición conceptual, sino que usa ejemplos de artistas colombianos para darles peso crítico a sus afirmaciones. En suma, este texto es un balance lúcido y preciso del estado de las artes plásticas en Colombia a mediados de los años cuarenta que lo convierte en un documento de alto valor para el investigador interesado en el advenimiento de “la modernidad” en el arte colombiano.