En la década de cuarenta, el maestro catalán Ramón Vinyes (1882−1952) reunió en Barranquilla a jóvenes que, con el paso de los años, llegarían a ser tan notables en los campos de las artes y la literatura: Alejandro Obregón (1920−92), Gabriel García Márquez (1927−2014), Álvaro Cepeda Samudio (1926–72) y Alfonso Fuenmayor (1917−94), entre muchos otros. Este artículo evoca el ambiente que se vivía en las tertulias de la época, vinculando el poder de las discusiones que allí se dieron con el carácter mixto entre lo plástico y lo literario. Esta conjunción entre la palabra y la imagen, entre literatura y arte, es vital para entender los procesos de modernización en las artes plásticas y en la crítica.
En este sentido, el llamado Grupo de Barranquilla fue uno de los principales focos de reunión y discusión de autores contemporáneos, que se conocieron gracias a la formación europea de Vinyes, quien trajo a Colombia esas obras para compartirlas. El artículo también plantea una discusión en torno a si existió o no algún grupo en aquella época; eso supone una aproximación teórica a los términos “grupo” y “generación”. Sin embargo, Roca Baena termina justificando la coherencia del clan gracias a la publicación de Crónica, un semanario en el que todos ellos colaboraron. Igualmente, cabe resaltar la periodización que propone el autor, quien establece una diferencia entre el grupo de la década de cuarenta, ligado a Vinyes, y el de los años sesenta, conocido como “La Cueva” por reunirse en un café del mismo nombre. Además, hay que rescatar que se subrayan las pocas pretensiones intelectuales de los jóvenes que pertenecieron al círculo, quienes buscaban más intercambiar opiniones que figurar en la historia cultural de Colombia.