Este texto implica una fuente valiosa de información tanto sobre la persona de Enrique Grau (1920-2004), como sobre su obra pictórica en cuanto explora las posiciones del artista en torno a diversos problemas estéticos y fenómenos contemporáneos.
Esta entrevista fue realizada en 1978 por los artistas de Barranquilla, Álvaro Herazo (n. 1942) y Delfina Bernal (n. 1946), quienes acababan de fundar el Grupo 44, uno de los focos de desarrollo de arte conceptual y performance en la década de setenta en el arte del Caribe colombiano. En este sentido, la entrevista es un diálogo abierto entre artistas y del cual vale la pena señalar varios aspectos.
En primer lugar, cabe resaltar la manera como el pintor se inserta a sí mismo en la historia del arte colombiano en relación tanto con Alejandro Obregón (1920-92) como con Fernando Botero (n. 1932); sobre todo cómo defiende sus propias búsquedas estéticas en los años cuarenta y cincuenta en relación con sus colegas. Incluso es reveladora la posición que profesa Grau en torno a la crítica argentina Marta Traba (1923–83), a quien considera una divulgadora más que una propiciadora del arte moderno en Colombia. Es cabible destacar la manera como Grau se refiere a sus figuras gruesas y a su interés por la expansión de las formas centrales de sus composiciones, las cuales entran en contraste con objetos suaves, ligeros y cotidianos; así como la reflexión sobre la apariencia mestiza de sus figuras y la relación de su obra con la luz. Por último, interesa destacar la reflexión que Grau hace sobre su aporte a la historia del arte colombiano, especialmente en lo relacionado con el predominio del dibujo en los artistas de Cartagena y su influencia sobre ellos.
En suma, esta entrevista aporta información valiosa sobre el itinerario artístico de Enrique Grau, al ser realizada cuando éste había alcanzado ya un reconocimiento internacional significativo; cinco años antes de trasladarse a Nueva York por una larga temporada, donde exploraría los lenguajes plásticos de la escultura.
Enrique Grau nació en Cartagena de Indias. Saltó al mundo del arte en el Primer Salón Nacional, en 1940, donde su Mulata cartagenera obtuvo una mención. Esto le permitió obtener una beca del Gobierno colombiano para estudiar en el Art Students League de Nueva York. Allí, Grau perfeccionó sus conocimientos, al igual que en Florencia, donde pasaría una larga temporada en los años cincuenta. En las décadas de cincuenta y sesenta, su obra se consolidó como una de las más características del arte moderno en Colombia. En los ochenta, vivió a la ciudad de Nueva York y empezó a producir esculturas, último lenguaje explorado en su larga carrera.