El grupo de actas, relaciones e informes contiene en su conjunto la valoración efectuada a la exposición colectiva más importante realizada en Colombia, a finales del siglo XIX. En este texto se reconocen y se legitiman las autoridades del arte nacional. Se define quiénes pueden ser llamados artistas de las bellas artes y se pone en evidencia el vínculo existente entre las élites políticas, civiles, religiosas y militares con los profesionales del arte y la enseñanza de las bellas artes. Este documento debe leerse en relación con el artículo sobre la clausura de la Primera Exposición Anual de la Escuela Nacional de Bellas Artes de Colombia “[Clausura de la 1ª exposición anual de la] Escuela de Bellas Artes”, véase doc. no. 1132356].
El documento describe las obras antiguas foráneas que servían de referencia y canon para la nueva generación de artistas. Además, se reconoce al general Alberto Urdaneta (1845−87) por su talante, actitud, genio y dones esperados de un artista moderno, valorándose su gestión pública en bien de consolidar una historia simbólica nacional por el hecho de haber fundado la Escuela Nacional de Bellas Artes de Colombia y la publicación Papel Periódico Ilustrado (1881−88). De esta manera el pintor y dibujante Urdaneta representa la ejemplar vida de un artista moderno por su forma de vida. Se encuentra rodeado de colecciones de arte con una gran disponibilidad para la política, los negocios, los asuntos de guerra y la gestión de las bellas artes.
El texto reconoce parcialmente las colecciones de obras europeas del general Urdaneta (369 objetos), la del crítico y fotógrafo Pedro Carlos Manrique (1860–1927) y de Leopoldo Tanco.
El documento presenta los nombres de los encargados del grabado en madera, la aguada, el dibujo arquitectónico, la escultura y la pintura al óleo. Señala las áreas artísticas en la cuales se desempeñaban las señoras y señoritas expositoras, pertenecientes a distinguidas familias de la alta sociedad bogotana, aunque nunca llegaran a ser consideradas “artistas”. Por esa razón sus obras se exhibían prudentemente separadas del sector masculino. Se consideraba que esas actividades artísticas eran virtudes sociales de las mujeres, catalogadas por ellos como meras representantes del “bello sexo”.