Pese a que, desde abril de 1886, ya habían comenzado las actividades de enseñanza en la Escuela de Bellas Artes, no fue sino hasta el 20 de julio de ese año que se realizó el acto oficial de su fundación. Con la creación de la Escuela —adscrita desde su inicio a la Universidad Nacional de Colombia (creada en 1867)—, el Estado colombiano asumió la enseñanza universitaria, superior, pública y gratuita de las áreas artísticas reconocidas como propias de las bellas artes. Desde esa fecha se reconoció, profesionalmente, esta disciplina mediante el grado y título otorgado por la misma universidad.
En ese momento, la Escuela Nacional de Bellas Artes recogió, en una sola institución, las diversas academias de enseñanza artística existentes en Bogotá, sostenidas con recursos públicos y lideradas por los mismos artistas que posteriormente serían los primeros catedráticos en cada una de sus secciones. Ese fue el caso de las clases de dibujo y aguada a cargo del dibujante, pintor y periodista Alberto Urdaneta (1845−87) y de grabado en madera por el artista Antonio Rodríguez. También se creó la primera cátedra en escultura y ornamentación bajo la dirección del italiano Cesare Sighinolfi (1833−1902), escultor y decorador, y el suizo Luis Ramelli, pintor y decorador.
La apertura de la Escuela le permitía al gobierno regeneracionista del presidente Rafael Núñez (1887−88) crear las imágenes que configurarían una historia oficial sobre las cuales se soportaría el Estado colombiano. Sus premisas fueron “la fiesta de la civilización” y “la esperanza del progreso”. Este hecho se considera un triunfo centralista (realizado en Bogotá, la capital del país) acorde con el ideal regeneracionista y las bellas artes de la época, por encima de la enseñanza del proyecto industrial de las artes y oficios. Fue liderado por las juventudes burguesas y los hijos de los grandes hacendados quienes serían promotores de un arte imbuido en la intención de difundir ideas relacionadas con el espíritu humano y lo bello, propias del gusto artístico de finales del siglo XIX. La enseñanza de los oficios fue relegada al Instituto de Artesanos, en ese momento dirigido a un empobrecido gremio de artesanos de la ciudad. El propósito de la Escuela, que dio origen a la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia, fue la enseñanza moderna del arte para formar artistas profesionales en bellas artes.