En este ensayo de Luis Alberto Acuña Tapias (1904–93) (2) se presentan las claves para entender el empalme de la tradición pictórica de la Escuela de San Fernando de Madrid (España) con la pintura costumbrista, también conocida como “nacionalista”, practicada en Colombia desde la década de los veinte. En este país, varios artistas como Roberto Pizano (1896?1930), Coriolano Leudo (1886?1957), Luis Alberto Acuña y el mismo Miguel Díaz Vargas (1886–1956) desarrollaron una obra fuertemente vinculada con tales tendencias.
Díaz Vargas, luego de ser alumno del maestro Andrés de Santa María (1860–1945) en la Escuela de Bellas Artes de Bogotá, adelantó estudios en la Academia San Fernando de Madrid entre 1926 y 1934. Fue docente de la Escuela de Bellas Artes de Bogotá durante dos períodos (entre 1910 y 1926; 1934 y 1948), y director de la misma institución académica, también, en dos oportunidades (en 1936 y entre 1946 y 1948), hasta ser reemplazado por el pintor Alejandro Obregón (1920?92).
La exposición reseñada por Acuña en la revista Cromos (No. 933, 15 de septiembre de 1934), fue la primera muestra individual de Díaz Vargas en Bogotá, realizada tras su regreso de España. Se presentaron 110 pinturas y 10 grabados especialmente influidos por la pintura costumbrista (puesta en boga por artistas como Ricardo Gómez Campuzano [1891?1981] y otros); y también, por la pintura afincada en la vertiente conocida en Colombia como “españolería” (marcada por el trabajo de Ignacio (3) Zuloaga, Joaquín Sorolla y Santiago Rusiñol). En esta última línea artística, Díaz Vargas presentó obras como (4) Gitanas del Sacro Monte (1930) y (5) La salmantina.