La artista colombiana Sonia Gutiérrez (nac. 1947) se dio a conocer en el plano artístico, al finalizar los años sesenta, con su primera muestra individual en la Biblioteca Nacional (1967), sobre la cual se refiere este artículo, y su participación, en 1968, en certámenes colectivos: Muestra de Arte Colombiano en la Biblioteca Luis Ángel Arango, la exposición colectiva Los que son, en la galería de Marta Traba (ambas en Bogotá), y la l Bienal de Coltejer, en Medellín. La obra pictórica de entonces se caracteriza por la presencia de elementos pictóricos y temáticos cercanos a los lenguajes del arte pop; sobre todo, a través de gruesas líneas y planos de color que evocan escenas cotidianas donde personajes sin rostro se relacionan en una conversación, un momento romántico o un cruce pasajero; estos, en su soledad, yacen bajo coloridos fondos envolviéndolos. En este artículo, el crítico e historiador del arte Germán Rubiano Caballero (nac. 1938) hace referencia a esta condición e identificándola con un fragmento de Cartas a un joven poeta (1929) de Rainer María Rilke (1875?1926).
En los primeros años de su carrera artística, Sonia Gutiérrez respondió a la renovación de los valores plásticos generados por un grupo de artistas jóvenes, los cuales apropiaron imágenes de los medios de comunicación e imágenes inherentes a la vida urbana. En su caso, se muestra este mundo a través de las cualidades de la superficie y las propiedades ornamentales de la moda y los ambientes de su tiempo. Entrada la década de los setenta, su propuesta cambió radicalmente hacia una actitud abiertamente política que, eventualmente, se vio interrumpida con su exilio del país, a mediados de los noventa, y el fin de su participación en el medio artístico colombiano. A través de sus pinturas, serigrafías y grabados en linóleo, Gutiérrez denunció tanto torturas como persecuciones con la sugerencia simbólica de las ataduras de telas y sogas sobre cuerpos sin identificación. Actualmente (2010), la artista expone frecuentemente en Suiza.