El ensayo de Carlos Salazar (nac. 1957) “Pintura e Iconoclastia” es una breve historia de la kalofobia (odio a la belleza) (4) en referencia a las muertes de la pintura. El texto está publicado en el foro de debate virtual esferapública, (5) aunque originalmente fue una ponencia presentada en el ciclo “Arte y Mercado” organizado en 2006 por la Universidad de Los Andes de Bogotá.
La importancia del texto radica en las investigaciones puramente científicas que —con base en cantidades de estudios que utilizan diferentes especies del reino animal— ubican experiencias estéticas y desarrollos pictóricos en tiempos anteriores al hombre. Interesa ponderar, aquí, que Salazar proponga una perspectiva del quehacer artístico en nada romántica ni etnocentrista (arte como testimonio de una época) sino meramente biológica y evolutiva.
Asumiendo que los seres humanos hayamos superado plenamente el dogma predarwiniano que nos excluía del reino animal con argumentos religiosos, este ensayo se rebela contra las concepciones morales (via Danto) que siguen persistiendo en la contemporaneidad (vide feminismo) para mostrarnos, tanto la práctica artística como la noción de belleza, básicamente como herencias evolutivas.
Salazar es un pintor colombiano cuya obra, durante más de treinta años (tanto pictóricos como escritos), se ha propuesto reivindicar “la belleza” en una época que aparentemente desprecia ese valor en el arte. Ganador del Premio Nacional de Artistas de Colombia (1985) y dedicado plenamente a la pintura, Salazar hace caso omiso de las proclamadas muertes de la pintura; y lo hace igualmente con los juicios apocalípticos de una generación de artistas que la ven como un vicio en un tiempo de específica turbulencia política.