Este documento, lanzado por la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín (1937?2005) para el año de 1950, es de las pocas publicaciones sobre la artista Cecilia Porras (1920?71). Puede tratarse, además, de su primer intento público de autodescripción escrita. Para ese momento, a pesar de su juventud y de su propuesta que contrastaba con la convencionalidad de los paisajes pictóricos en Colombia, Porras ya contaba con la atención de sus homólogos críticos académicos e intelectuales en el país. Ante los medios en que se discutía sobre cultura nacional, este documento ofrecía una poética que compaginaba con la tendencia abstraccionista; la cual era seguida esa década a todo lo ancho del mundo europeo y contaba, ya, con alguna trayectoria en Colombia. En el texto, Porras se mira introspectivamente, resaltando de sí la independencia y la sinceridad de su personalidad plástica; esto, más allá de influencias y contacto con la obra de otros artistas nacionales y de raigambre distinta. Tal es su vocación y juzga que la vida la había distraído siempre de su inquietud artística; la cual podría explotar a tiempo completo y de modo cabal para 1950.
Al momento en que los artistas nacionales de la generación de los veinte querían liberarse del figurativismo imperante, Cecilia Porras reconoce que la mayor plenitud de su obra viene en la superación del hecho objetivo y su paso de la interpretación subjetiva, al ser capaz de expresar la “angustia”, la “lucha interior”, la “emoción”; más aún, cuando el “sentimiento” y la “idea” empiezan a jugar un papel en el terreno lingüístico de su propio plano plástico. Convicciones artísticas estas que coincidían con su salida de la ciudad de Cartagena hasta entrar a la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional en Bogotá, en 1948. Allí, artistas jóvenes y explosivos buscaban recientemente conjugar lo local con respuestas ofrecidas por las vanguardias europeas desde principios de siglo, en lo que debía devenir el ontos artístico en el mundo de la burguesía creciente. Tal es la atmósfera bogotana doble (recepción/asimilación, producción/autodefinición) que la artista dice consolidar su concepto acerca de la pintura. Porras le encuentra un lado social notable, pues no puede colocarse al margen de la historia: las nuevas tendencias en el arte y la tensión de época tenían un vínculo sostenido y tan inevitable como el propio “Bogotazo”.
Este texto forma parte del conjunto de documentos escritos por Cecilia Porras. Para más información al respecto, véase “¿Por qué pinto?” [1132532].