Este artículo, escrito por el crítico español de arte Francisco Gil Tovar, ofrece un panorama del estado de la Colección de Arte del Banco de la República de Colombia, a tres años de su origen. El texto se divide en cinco pequeños apartes: un párrafo introductorio, (1) “La colección en la actualidad”, “Núcleo inicial para un museo”, “Tres disponibilidades reales”, “Es necesario enfocar” y un párrafo de conclusión. Se da cuenta en él de artistas nacionales e internacionales representados en la colección. Presenta una reflexión frente al criterio adquisitivo, enfocado más en apoyar a los artistas invitados a la Sala de Exposiciones de la Biblioteca Luis Ángel Arango, que en obtener piezas de arte representativas. A pesar de que el artículo expresa la irregularidad de la misma en cuanto a la calidad de las adquisiciones, expone, sin embargo, el potencial de la colección como base para un museo de arte moderno en Bogotá.

Este documento es relevante para la historia del arte colombiano teniendo en cuenta que ofrece datos relativos al origen de una de las colecciones públicas de arte más importantes del país. De hecho, una de las primeras que recopila piezas de arte moderno tanto local como foráneo: la Colección de Arte del Banco de la República. Las opiniones críticas ofrecidas por Francisco Gil Tovar (nac. 1923) en este artículo ponen en evidencia el desarrollo de esta colección durante sus primeros tres años, así como su relación directa con la actividad de la Sala de Exposiciones de la Biblioteca Luis Ángel Arango —teniéndose en cuenta que las cuarenta piezas de arte adquiridas (hasta octubre de 1960), son una huella de lo acontecido y desplegado en la sala desde su inauguración en noviembre de 1957. 

Como se hace explícito en el texto, la colección fue fundamentalmente el resultado de la intención del Banco de la República de apoyar a aquellos artistas que exponían en su sala, hecho que generó un acervo de calidad irregular, el cual, sin mayores pretensiones, servía de adorno en las oficinas de la Biblioteca. A pesar de ello, para 1960, esta era la colección de arte moderno más importante de Colombia y la Sala de Exposiciones ofrecía un espacio activo para el arte en Bogotá, componiendo (en su conjunto) lo más cercano a un museo de arte moderno para la ciudad. En esta sala se congregaron artistas, gestores y críticos, generando un espacio de diálogo frente a la actividad y los lenguajes de la plástica moderna, actividad registrada tanto en múltiples catálogos de exposición como en los artículos publicados en el órgano de difusión cultural del banco central; esto es, (1) el Boletín cultural y bibliográfico, revista que nace en forma simultánea con la Biblioteca, la Sala de Exposiciones y la Colección. Allí se publicó el artículo que nos concierne.

Para complementar asuntos relativos a este documento, puede remitirse a “23 Pinturas colombianas, Colección de Arte, Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República”–Bogotá, Colombia. Febrero de 1963 [doc. no. 1129260].