El libro Los rostros de Medusa, de Carlos Jiménez (nac. 1947), es uno de los pocos documentos, en la historia de las publicaciones sobre fotografía en Colombia, que aborda el problema de las relaciones entre la fotografía y la modernidad desde una perspectiva filosófica, enmarcada esta en el campo de los estudios retóricos sobre la imagen. El documento se aleja de la visión testimonialista y difusionista que ha caracterizado la mirada sobre el medio fotográfico en el país. El conjunto de textos que componen el libro derivaron de la investigación que llevó a cabo Jiménez para obtener la Maestría en Historia y Teoría del Arte y la Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia.
En el “Introito” del libro, Jiménez reconoce la particularidad que entraña el análisis de la imagen fotográfica; la cual parece escapar a cualquier intento de aprehensión. Para el autor, esta característica del medio —antes señalada por el teórico francés Roland Barthes con su sentencia “Diríase que la fotografía es inclasificable”—, determina que su enfoque teórico y su método de análisis tomen elementos multidisciplinarios, de campos diversos como el arte, la ciencia, la tecnología y las humanidades. Cabe anotar que esta idea ubica el estudio de Jiménez en una cierta perspectiva de análisis esencialista sobre el medio fotográfico —generadora de un cierto universalismo y atemporalidad en los textos—, que ha sido muy cuestionada en algunas líneas de investigación sobre fotografía, todas ellas procedentes de las ciencias sociales.
Los estudios de Jiménez identifican el papel de la fotografía en nuestra época como un medio invasivo y omnipotente. Analizan el problema de la naturaleza de la fotografía desde la perspectiva de la influencia y el dominio del “tiempo mecánico” sobre las sociedades modernas. De ahí que, para Jiménez, resulten fundamentales las nociones de instante y de “espacialización”del tiempo; a su juicio, la fotografía aísla lo social y lo humano condenándolo a una eternidad completamente destructiva. Una de las hipótesis centrales de la propuesta de Jiménez se relaciona con la influencia de la fotografía en la construcción de un tipo de modo de ver, así como de mecanismo de percepción propiamente moderno que moldea la sensibilidad humana. Este se relaciona con la experiencia urbana, con los usos sociales de las imágenes y sus propios procesos de significación, incluso con las formas modernas de representación que revelan, como se señala en el libro, la propia condición abstracta de la modernidad: abstracta por mecánica y mecánica por abstracta.