Este texto del artista y escritor de origen cubano Galaor Carbonell (1938?92) es muy importante para comprender el trabajo escultórico del colombiano Édgar Negret (1920?2012), pues se centra en estudiar un momento específico de la vida del escultor que definiría completamente su obra: un viaje a la ciudad de Nueva York (1948?50). Durante su estadía, Negret encontraría la posibilidad de trabajar con materiales no tradicionales dentro de la escultura: alambre, objetos de desecho industrial, placas de aluminio y acero inoxidable, etc. El texto resalta la trascendencia que alcanzará (al paso del tiempo) esa circunstancia fortuita. A juicio de Carbonell, “la mentalidad colombiana artística predominante, en aquel entonces, no concebía la posibilidad de hacer escultura más allá de los límites estrictos de las dos técnicas tradicionales: el modelado y la talla”.
En el caso de Negret, su vinculación con el Clay Club Sculpture Center —lugar en donde se invitaba a la experimentación plástica, junto con la experiencia diaria de vivir una ciudad en que la velocidad, la máquina, la industria y la modernización imperaban en todas partes— le permitió embreñarse en ese mundo, valiéndose de materiales directamente relacionados con él. En ese sentido, según Carbonell, “las ideas estéticas que apoyaban la revolución de la escultura contemporánea, exigían un sistema escultórico en el que las relaciones de causa y efecto fuesen más directas y permitiesen que la escultura se beneficiase de ciertas técnicas industriales y de materiales que tenían grandes posibilidades expresivas”. Negret fue, inobjetablemente, uno de los primeros artistas latinoamericanos que logró enriquecer su trabajo de esa situación.
La importancia del texto radica no sólo en evidenciar el encuentro de Negret con esos materiales sino, más bien, en el hecho de que ellos le exigieron enfrentarse a nuevas ideas estéticas y a buscar justificaciones teóricas para su trabajo. El uso de dichos materiales (que no eran los “nobles” de la escultura tradicional) obligó a Negret a asignarle funciones artísticas a cualquier objeto que fuera escogido por él. En ese momento se empezó a gestar un afán por encontrar equilibrio entre el concepto y la forma, entre lo que Negret estaba viviendo como individuo y la manera en que lo materializaba en su trabajo. En ese sentido, el texto de Carbonell es significativo pues logra demostrar que, durante ese período neoyorquino, Negret no sólo cambió su manera de trabajar y su producción material, sino también su forma de pensar y de relacionarse conceptualmente con el arte y el mundo.