La importancia de este artículo de prensa sobre el pintor Ricardo Gómez Campuzano (1891–1981), donde prima la voz del entrevistado, es que constituye un homenaje a la obra de un artista colombiano que, a lo largo de su carrera artística, estuvo al margen de corrientes vanguardistas del siglo XX que ingresaron a Colombia durante las décadas de los treinta y cuarenta. Ese fue el período en que el artista comenzó a consolidar su obra en el medio artístico del país, al regresar de España, donde su pintura tuvo una formación en la Academia de San Fernando de Madrid. El artista falleció unos meses después de realizada la entrevista, en octubre de 1981, en su casa estudio, convertida hoy en día en la sede de la Asociación Cultural Ricardo Gómez Campuzano (fundada en 1978).
En sus respuestas, el artista menciona los profesores que tuvo en la academia madrileña; lo que torna patente su conexión con el arte tradicionalista y la pintura de género, así como con artistas colombianos como Roberto Pizano (1896–1930) y Eugenio Zerda (1878–1945), quienes, a lo largo de su producción pictórica, siempre estuvieron al margen de las corrientes vanguardistas y obtuvieron éxito dentro de las élites económicas. Sin embargo, su alejamiento de los circuitos del arte vanguardista colombiano ha causado que su obra no haya sido suficientemente investigada dentro de la historiografía de nuestro arte. En el caso de Gómez Campuzano, tal alejamiento es ratificado por la articulista ya sea al afirmar que el artista “sigue impertérrito, con seguridad absoluta en su arte y en su propio enfoque de las cosas” o bien al revelar su incomprensión de la obra de Alejandro Obregón (1920–92).
Gloria Valencia Diago (n. 1927) es una periodista colombiana que escribió durante muchos años sobre temas culturales en el diario El Tiempo. Estudió Comunicación Social en la Pontificia Universidad Javeriana (Bogotá) y se especializó en el Instituto de Cooperación Iberoamericana de Madrid. Comenzó su carrera periodística en la revista Semana y, posteriormente, pasó al diario El Tiempo, donde dirigió, durante veinte años, la Sección Cultural; en ella, escribió reportajes sobre artes plásticas, libros y música clásica. Estuvo a cargo de las secciones “Agenda cultural” y “Esta semana les recomendamos”, así como del espacio “Lecturas Dominicales”, en el suplemento cultural del mismo diario: “Comentarios y hechos de cultura internacional”. Así mismo fundó con su esposo, el historiador Pedro Acosta Barrero, la Galería Acosta Valencia, donde se realizó una labor didáctica importante de difusión del arte por medio de conferencias y visitas guiadas a exposiciones.