Este artículo permite entender una de las formas en las que la obra El Ribereño (1998), fue acogida en el contexto académico del Caribe Colombiano durante una década preocupada por la identidad del continente y los pueblos americanos, debido, sobre todo, a la celebración de los quinientos años del descubrimiento de América en 1992.
Alberto Llerena (n. 1944), el periodista de opinión y dramaturgo, evita la descripción puntual del performance pues —aunque presenta algunos de los elementos que se usaron durante la acción— se limita a esbozar con el nombre “danza de las farotas” todo el evento. El autor supone que quien lo lea entenderá a qué está haciendo referencia. Tal situación evidencia el medio específico para el que escribe: un periódico del Caribe colombiano. Sin embargo, Llerena explica el origen de la danza que se generó como “creación” ante los guerreros indígenas farotos como represalia por los continuos abusos por parte de los españoles. Esta idea le permite formular un discurso patriótico y regionalista donde el artista confirma su condición de hombre Caribe.
A pesar de mantener adjetivos como “triétnico”, de confirmar la calidad de mezcla policultural que conllevan tanto la danza como el performance —acentuando el enriquecimiento que Alfonso Suárez Ciodaro (n. 1952) da a la danza dentro de las artes visuales y teatrales—, Llerena menosprecia la importancia de referentes externos al contexto colombiano en el campo artístico nacional. Por lo tanto, formula una teoría rígida que los califica como falsos profetas, los cuales confunden a los jóvenes artistas, generando productos imitativos y pobres, comparándolos con trapos sucios y gesticulaciones falsas. Aunque el texto representa una corriente que entendió la profundización en las raíces culturales como método único de creación —aunque sin entender que otros elementos externos poseen igual relevancia—, el artículo permite trazar un contexto regional donde es precisamente la mezcla entre lo popular y lo académico aquello que genera el discurso.
Alberto Llerena es periodista colaborador del Diario Universal y escribe teatro. Ha dedicado su vida a la dramaturgia, destacándose además como actor y director. En su trayectoria, ha obteniendo galardones tales como el I, III y V Festival de Teatro Universitario, la Mención de Honor de Arte Joven Pierre Daguet y el Premio Nacional de Autores Teatrales de 1966. Más aún, se ha desempeñado como profesor de historia del teatro y de actuación en diferentes facultades de las ciudades de Cartagena, Bogotá y Medellín.