El artista Luis Fernando Robles (n. 1932) participó activamente en los certámenes y eventos relacionados con las artes plásticas llevados a cabo en Colombia hacia mediados del siglo XX; los cuales darían a conocer la consolidación del llamado arte moderno que entonces emergía. Su mayor aporte fue principalmente en el ámbito de la pintura abstracta que, en la década de cincuenta, comenzaba a divulgarse ampliamente a través de exposiciones y de una sistemática labor de críticos de arte e intelectuales.
En este documento, el crítico uruguayo Aristides Meneghetti localiza a Robles entre los artistas abstractos de la época, de mayor importancia en Colombia. Entre ellos se incluye a Eduardo Ramírez Villamizar (1923–2004), Guillermo Silva Santamaría (1921–2007) y Édgar Negret (1920–2012). Los argumentos del autor siguen la descripción formalista propia de la tendencia crítica de aquel entonces. Sin embargo, Meneghetti sostiene que la obra, aunque en apariencia abstracta, proviene de la traducción de la realidad que rodea al artista. Tal explicación es de importancia, en cuanto ubica la producción abstracta en relación con las experiencias del artista ante el mundo y no como propuesta que pretende el absoluto purismo. Así, enfrenta un modo común de comprensión de la abstracción, permitiéndonos pensar que dicha tendencia se define como apropiación de lenguajes consolidados por las vanguardias europeas y estadounidenses con objeto de describir el contexto propio.