El documento es significativo porque registra la última exposición del artista colombiano Saturnino Ramírez (1946– 2002), antes de radicarse en Paris. Incluye las palabras que le dedica Manuel Mejía Vallejo (1923–98), escritor de reconocido talento literario, con las cuales logra esbozar la personalidad del artista. De cierta manera, el viaje a Europa se debió al galardón recibido en la III Bienal de Arte de Coltejer (Medellín) referente a una beca itinerante para continuar estudios artísticos en el exterior, concedida por el Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura), amén de la beca que obtuvo, en 1973, por el Instituto Colombiano para Estudios en el Exterior (ICETEX).
Siendo residente en Medellín, en 1974 Ramírez se trasladó a Paris y allí vivió por casi dos décadas. En ese entonces, coincidentemente, llegó a París un grupo de pintores y dibujantes colombianos que no se constituyeron como grupo o movimiento, aunque los uniera la amistad coterránea, la figuración y en algunos casos la cercanía de sus talleres como sucedió entre Ramírez y Luis Caballero (1943–95), quienes consolidaron una estrecha amistad. París seguía despertando la atención de los artistas interesados tanto en las obras maestras del arte moderno como en la vanguardia internacional. Más que buscar aquellas tendencias contemporáneas del arte (la cuales en Estados Unidos tenían gran auge), en ellos destacaba una preferencia por la figuración posimpresionista; en el caso de Ramírez se debía a su predilección por Henri de Toulouse–Lautrec. En los años setenta, cobró notoriedad este grupo de pintores y dibujantes, entre quienes se encuentran: Darío Morales (1944–1988), Heriberto Cogollo (n. 1945), Emma Reyes (1943–2003), Francisco Rocca (n. 1946), Gregorio Cuartas (n. 1938) y Antonio Barrera (n. 1948).