Marta Traba, célebre historiadora del arte latinoamericana, establece en “La resistencia” y “La cultura de la Resistencia” un vínculo teórico entre la dependencia económica-cultural y el arte de los países en vías de desarrollo. En estos dos destacados ensayos, Traba critica la falta de una interpretación continental del arte de Latinoamérica en los ámbitos académicos, y trata de aclarar temas relativos al regionalismo y la identidad.En “La resistencia”, Traba señala los acontecimientos y el progreso del modernismo regional en toda Latinoamérica, mencionando a los principales artistas de cada país y sus obras. Luego, la autora afirma que el continente se puede dividir en dos regiones artísticas principales. En primer lugar, asegura que hay un “área cerrada”, compuesta por Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia y Paraguay, con Haití y Cuba en los márgenes. La autora plantea que estas zonas cerradas se caracterizan por las “condiciones dogmáticas” que limitan su producción artística. Por otra parte, Traba señala que también hay un “área abierta”, formada por Buenos Aires, Caracas, Montevideo y Chile. Estas zonas se postulan como más progresistas por su capacidad de recibir influencias foráneas como resultado de la emigración a gran escala. Traba declara que São Paulo se está convirtiendo rápidamente en una región independiente, adquiriendo renombre como meca del arte continental. En sus conclusiones, Traba elogia de manera especial a los artistas que demuestran su resistencia a los presiones de la dependencia económica-cultural, y en particular a los de las regiones más cerradas.La autora desarrolla las teorías expuestas anteriormente en “La cultura de la Resistencia”, y cita la dependencia como principal barrera para la producción en el continente de “formas modernas de independencia y libertad”. Traba describe la evolución de la dependencia cultural en Latinoamérica, y señala que sus raíces surgen de la burguesía y de la política. Luego pasa a analizar los movimientos subversivos, su efectividad, el regionalismo y el deseo de construir una singular identidad nacional y global. Para finalizar, Traba declara de forma concluyente que los “enemigos de la autonomía cultural” se encuentran tanto adentro como afuera de la propia sociedad latinoamericana, y sostiene que, sólo a través de la indagación de las formas de arte de la resistencia que se dan en el continente, se puede entender la lucha contra la dependencia cultural.