En "La habilidad manual indígena", el pintor mexicano Dr. Atl describe lo que considera como la asombrosa destreza manual de los indígenas mexicanos. El autor explica que esta habilidad hace a los mexicanos especialmente capacitados para trabajar como mecánicos, cirujanos y artistas, y relata una anécdota en la que un mecánico mexicano sorprende a sus posibles empleadores en Chicago, al informarles de que no solo sería capaz de operar todas las máquinas en una cadena de montaje de automóviles, sino que podría incluso realizar ajustes mecánicos para aumentar la eficiencia de ellas. Luego, cita al Dr. Aureliano Urrutia, cirujano de ascendencia indígena célebre por su impecable agilidad manual como prueba de ello. El Dr. Atl también alaba los objetos artesanales producidos por los reclusos en las cárceles mexicanas, sin apenas o ninguna experiencia previa en trabajos que requieren una meticulosa destreza. Finalmente, afirma que estos talentos también aparecen entre los escolares mexicanos cuyos proyectos artísticos, bordados y artesanías superan los de los niños de otros países. El Dr. Atl conjetura que los indígenas mexicanos tienen una predisposición natural para las labores manuales complejas y que dicha destreza, empleada por los indígenas precolombinos para su subsistencia, y para producir artesanías y objetos de arte, en la actualidad se aplica en la industria y en los oficios profesionales, además de en la producción artística. El Dr. Atl sugiere que, aparte de la destreza manual, los indígenas mexicanos poseen una innata sensibilidad estética que les ha permitido producir una gran cantidad de objetos de arte y artesanos, los mejores de los cuales son aquellos que se nutren de los estilos y las tradiciones indígenas.