El prólogo de Forjando patria: pro nacionalismo, publicado en 1916 por Manuel Gamio, principal antropólogo y arqueólogo mexicano, compara el forjado del metal a partir de una mezcla de bronce y acero con la amalgama societaria ideal de los mexicanos de ascendencia indígena y europea. A través de esta metáfora, Gamio expone una crítica de la marginación del pueblo indígena dentro de la sociedad mexicana. En la analogía, el crisol que contiene el bronce que representa la mezcla de las culturas indígenas precolombinas se vuelca al inicio de la conquista y es reemplazado por el acero de los conquistadores europeos. A los liberadores de Latinoamérica como Simón Bolívar, Manuel Hidalgo, José María Morelos, José de San Martin y Antonio José de Sucre se les compara con los herreros, que con orgullo martillean forjando una mezcla de razas sobre el yunque de América. Sin embargo, según Gamio, esta visión de una nación americana formada por razas mixtas unidas pronto se disipa, y es sustituida por la realidad de naciones separadas y divididas, momento en el que los ideales de la incorporación a la sociedad de los pueblos indígenas se olvidan. Gamio asegura que una de las tareas más importantes para los revolucionarios mexicanos será forjar un metal a partir de la mezcla del bronce y el acero o, lo que equivale en lenguaje profano, a valorar al pueblo indígena y a incorporarlo por completo en la sociedad mexicana.