Ricardo Rojas, académico cultural argentino, escribió en París en 1908 este prólogo de la colección de ensayos titulada Cosmópolis. En él, Rojas expresa la preocupación de que ciudades latinoamericanas como Buenos Aires hayan puesto demasiado énfasis en el cosmopolitismo en detrimento de un espíritu nacional homogéneo. Recuperar este ímpetu cultural nacional, afirma Rojas, revelaría el espíritu esencialmente argentino que ha estado presente a lo largo de la historia, pero que se ha manifestado, y a veces ocultado, en las cambiantes formas políticas y estéticas del país. Rojas aclara que valorar la tradición nacional de esta forma no socava ni impide el progreso o la comunidad. Más bien al contrario, pues la tradición es una condición necesaria para el espíritu comunitario y nacionalista, motivo impulsor detrás de todo progreso significativo. Rojas sugiere que parte de la desorientación que sufre Argentina se debe al presidente Domingo F. Sarmiento y a Juan B. Alberdi, ambos destacados intelectuales liberales, cuyo énfasis en la eficacia política llevó a desatender cuestiones éticas y estéticas decisivas. Rojas se afana en convencer a los lectores de que tener una profunda vinculación con la historia [de la patria] personal, no solo constituye la esencia de la sociedad y el arte, sino que produce una mayor estabilidad económica y moral en los centros cosmopolitas.