Manifiesto lanzado por 17 artistas en Río de Janeiro (el 31 de enero de 1976) en el cual se discuten los criterios de selección empleados en el Salão Arte Agora I, organizado por el crítico Roberto Pontual y realizado en el MAM-Río (Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro) ese mismo año. Los artistas que firman el documento tienen en mira el criticar las prácticas (curatoriales) del entonces director del museo, quien, a juicio del desplegado, opera como un simple agente del mercado del arte. Es más, consideran que dicho Salón, con su aparente “estructura renovadora”, no hace sino provocar, con su estructura de premiación, un acicate a lo más competitivo del carrerismo (profesionalismo) entre los artistas participantes, además de denunciar la avidez del propio mercado donde se confunden los aspectos pragmáticos inherentes a la comercialización con el carácter cultural del arte.
Teniendo en sus filas editoriales al joven artista Cildo Meireles, la revista Malasartes (Río de Janeiro) presenta el mencionado manifiesto cómo un primer momento de articulación de los artistas con el propósito de intervenir en la manipulación de la interpretación de sus obras en manos del circuito de las artes. Es posible considerarlo, incluso, una de las primeras impugnaciones a la actuación del crítico de arte como “curador”, entendido a lo largo de la proclama como un simple organizador de exposiciones que favorecen al mercado.