A partir de la década de los ochenta, Mônica Nador se da a conocer en el meollo del medio artístico brasileño, tanto de la llamada “Geração 80” como del retorno a la pintura. Posteriormente, Nador pasa a cuestionar los procedimientos y las posibilidades de la pintura. En los años noventa, la artista se dedica al proyecto de pinturas murales bajo trabajo colectivo en comunidades suburbanas de escasos medios económicos. Las obras mencionadas en el texto del autor, el crítico de arte, historiador y curador Walter Zanini (1925−2013), formaron parte de la Bienal de São Paulo, edición de 1993.
Además de haber sido uno de los curadores de la Primera Bienal de São Paulo (1951), Zanini fue el primer director del MAC-USP (Museu de Arte Contemporânea da Universidade de São Paulo), cargo que ocupó de 1963 a 1978, donde se destacó por incentivar la producción de nuevos artistas así como de aquellas manifestaciones artísticas que eran marginalizadas: desde propuestas tecnológicas al arte conceptual pasando por el uso de los multimedios a través de poéticas visuales. Fue profesor de la ECA-USP (Escola de Comunicações e Artes da Universidade de São Paulo). Graduado y doctorado por la Universidad de París VIII (1961), ejerció la presidencia del Comitê Brasileiro de História da Arte, y organizó la obra de referencia História Geral da Arte no Brasil (dos volúmenes).