El crítico de arte, profesor y curador Fernando Cocchiarale (n. 1952) penetra en la actualización del modelo antropofágico (que se efectúa en los sesenta) y el interés suscitado por ese concepto entre los poetas concretos (Haroldo y Augusto de Campos y Décio Pignatari), así como a los tropicalistas de esa década (encabezados por Hélio Oiticica; el título del artículo es el de uno de sus Parangolés) planteando cómo dicho concepto se consolida a partir de 1972. Este año es medular por dos razones: se festejaban los cincuenta años de la Semana de Arte Moderna de 1922 y, bajo iniciativa de Haroldo de Campos, la editora Civilização Brasileira publica en varios volúmenes las obras completas de Oswald de Andrade, el autor del concepto. Fue de gran importancia la fusión del modelo para el arte contemporáneo en Brasil en su faceta experimental (concretista y neoconcretista). Cocchiarale, operando desde Río de Janeiro, privilegia los aportes de esta últma tendencia que, a su juicio, deja un legado positivo de tres factores en el meollo del proceso artístico: una quiebra de las categorías convencionales del arte (implícita en la “Teoria do Não-Objeto” de Ferreira Gullar), la participación del espectador en la obra y una eventual integración entre arte y vida. En aquella década de los sesenta, vertientes como el arte Pop americano o su versión francesa (Nouveau Réalisme) ya contaban con referencias claras dentro de un arte brasileño en estrechos vínculos con las vanguardias artísticas internacionales.
Habiendo actuado en la década de los setenta como artista, Fernando Cocchiarale, a partir de los ochenta, se convirtió en un reconocido crítico de arte y curador brasileño. Una de sus preocupaciones implicaba la pérdida del eje crítico [véase “Crítica: a palabra em crise”, doc. no. 1110943]. A mediados de los setenta, con tres autores-artistas (Anna Bella Geiger, Ivens Machado y Paulo Herkenhoff), se involucró en la política institucional de la recién inaugurada Sala Experimental del Museu de Arte Moderna de Río de Janeiro [doc. no. 1110602]. En un texto sobre Anna Bella Geiger, “O pão nosso de cada dia”, el crítico comenta su muestra en la Sala Experimental del MAM-Río y pone en destaque el interés que despierta, entonces, la investigación sobre nuevas tecnologías visuales [doc. no. 1110557].