El crítico Ronaldo Brito hace una ponderación de las intervenciones que propone en el espacio Umberto Costa Barros, observando que el trabajo del artista revela datos reales, así como la materialidad del espacio de arte. Comenta, a su vez, que hay todo un concepto de “equilibrio” oriundo de tales propuestas. Finalmente, se percata de que la obra, en sí, es productora de fricciones hasta generar desequilibrios en el orden.

El artículo apareció en la revista Malasartes, una publicación eventual organizada por aquellos artistas de Río de Janeiro volcados hacia lo experimental en la década de los setenta. Tuvo entre sus editores a artistas de la talla de Cildo Meireles, Carlos Zílio, Carlos Vergara y Rubens Gerchman.

Umberto Costa Barros se dio a conocer a finales de los sesenta e inicios de los setenta por sus intervenciones en los espacios arquitectónicos de instituciones públicas de la ciudad de Río. Sus propuestas discuten relaciones de equilibrio que llegan hasta el límite, así como la puesta en evidencia de la opacidad de los espacios de los que se vale.

El cearense Ronaldo [Correia de] Brito (n. 1951) es uno de los más importantes e influyentes críticos de arte en actividad en el medio brasileño. Publicó sus ensayos en libros, revistas y catálogos de exhibiciones, siendo además colaborador del periódico Opinião y uno de los fundadores de las revistas Malasartes y Gávea. Se trata de uno de los protagonistas, en los años setenta, promotor del reestudio del movimiento neoconcreto y su legado en el arte contemporáneo del Brasil.

Véase como lectura complementaria el texto “Sala Experimental” [doc. no. 1110602] escrito conjuntamente por Anna Bella Geiger, Ivens machado y Paulo Herkenhoff, artículo publicado también en la revista Malasartes no. 3.