Con el propósito de sistematizar la gran diversidad dentro de la producción artística del Brasil (considerada entre 1964 y 1974), el crítico francés de arte Pierre Restany (1930–2003) crea categorías que valorizan aspectos relacionados con la postura “marginal” de los artistas respecto al mercado del arte; a las investigaciones estéticas que se apuntalan con otras áreas de conocimiento; a la “conceptualización” del trabajo artístico; a la aplicación de recursos tanto tecnológicos como audiovisuales; y a la participación del espectador en la obra. Desde 1964, el autor ya vislumbraba en artistas brasileños, como Antonio Dias (n. 1944), su participación directa en un nuevo tipo de práctica inherente a un realismo objetivo [véase doc. no. 1110512].
Restany destaca en su escrito la convivencia contrastante entre una realidad brasileña que es “fluctuante y movediza” y una estructura institucional de museos, salones y la Bienal. En su conclusión, el potencial brasileño de “energía creadora” de la propia realidad supera cualquier tipo de ficción. En el texto “L’art bresilien dans les sables mouvants” se ejemplifican los ejes con las obras de Artur Barrio (n. 1945), Lygia Clark (1920?88), Cildo Meireles (n. 1948), Gabriel Borba Filho (n. 1942), Antonio Manuel (n. 1947), Lygia Pape (1927–2004), Hélio Oiticica (1937–80), Sérgio Camargo (1930?90), Antonio Dias (n. 1944), Regina Vater (n. 1943), Julio Plaza (1938–2003), Mira Schendel (1919–88), Anna Bella Geiger (n. 1933) y Franz Krajcberg (n. 1921).