El presente texto documenta el aporte habido al proyecto constructivo brasileño y su interpretación se refiere a un momento cuando el rol del espectador se hace cada vez más participante y el del artista pasa a ser un papel de activador de potencialidades. Por lo tanto, tiene relevancia por dos razones: ya sea como memoria crítica de un intelectual principiante que señala, entre otras cosas, sus opciones, o bien, por encajarse en un contexto cultural vecino a aquel que resultaría (dos años después) en la muestra Projeto Construtivo Brasileiro na Arte, de la cual Ronaldo Brito fue uno de los curadores. En ese sentido podemos ver elementos del debate que girará en torno del arte constructivo en el Brasil.
El artista plástico Sérgio [de] Camargo (1930–90) fue un escultor y realizador de relieves. Después de ligarse en la Argentina de los años cuarenta al grupo de la Academia Altamira en Buenos Aires con artistas de la talla de Emilio Pettoruti y Lucio Fontana, el brasileño realizó estudios de filosofía en la Sorbonne. El período en que este texto fue escrito implica su reciente retorno al Brasil de París, donde se integró en los años sesenta al Groupe de Recherche d'Art Visuel (GRAV) que creía en el arte colectivo ya que el artista solitario era algo caduco. El grupo llevó a cabo investigaciones sobre artefactos cinéticos o bien mecanismos y efectos ópticos con el uso de luz artificial y movimiento. Ideas que se hallan presentes en el texto de Brito que indaga la producción de Camargo, incluso la del ojo participativo del espectador. En el meollo del GRAV parisino, Camargo se concentró en estructuras monocromáticas de superficies blancas con relieves cilíndricos de madera donde el juego luminoso produce alternancias del tipo orden/desorden, lleno/vacío. A finales de los años sesenta, Camargo produce obras con mármol de Carrara, haciendo esculturas para espacios públicos. En la época, Camargo exhibe estas obras parisinas en el Museu de Arte Moderna en Río de Janeiro.
El cearense Ronaldo [Correia de] Brito (n. 1951) es uno de los más importantes e influyentes críticos de arte en actividad en el medio brasileño. Publicó sus ensayos en libros, revistas y catálogos de exhibiciones, siendo además colaborador del periódico Opinião y uno de los fundadores de las revistas Malasartes y Gávea. Se trata de uno de los protagonistas, en los años setenta, promotor del reestudio del movimiento neoconcreto y su legado en el arte contemporáneo del Brasil.