En su prefacio al libro Núcleo Bernardelli - Arte brasileira nos anos 30 e 40, escrito por el crítico Frederico Morais, se incluye este importante testimonio sobre el Núcleo Bernardelli que le brinda, en 1982, el artista Quirino Campofiorito (1902–93), quien fuera no sólo cofundador del mencionado grupo sino uno de los últimos personajes, vivos aún, del núcleo. Lo que investiga Morais procura rescatar la memoria de dicha agremiación aglutinada en los sótanos de la Escola Nacional de Belas Artes, en Río de Janeiro, movilizada ante su frustración provocada por el estancamiento de la enseñanza artística, “elitista” y “académica”. El nombre de la agrupación es en referencia a los hermanos Henrique y Rodolfo Bernardelli, quienes, en su condición de profesor y director de la mencionada institución, respectivamente, ya se habían insurgido contra las mismas directrices académicas a inicios del siglo XX.
Junto con el Grupo Santa Helena, de São Paulo, el Núcleo Bernardelli representa una especie de sector moderado compuesto, en general, por jóvenes de clase media baja, algunos de ellos hijos de inmigrantes recientes mucho más involucrados en el perfeccionamiento de técnicas pictóricas que en rupturas de cuño formalista. Además de Campofiorito, los otros participantes del Núcleo Bernardelli fueron: Manoel Santiago, Edson Motta, João José Rescala, Ado Malagoli, Bráulio Poiava, Bustamante Sá, Expedido Camargo Freire, Eugênio Sigaud, Bruno Lechowski, José Pancetti, Yoshia Takaoka, Yuji Tamaki, Joaquim Tenreiro, Milton Dacosta y José Gomez Correia.