El texto de la crítica de arte Marta Traba (1923–83) que reproduce el catálogo de la exposición de Hernando del Villar (1944−89) en la Galería Belarca marca un momento importante de su carrera profesional, cuando consolida su interés en el paisaje del que es oriundo: la Costa Atlántica colombiana. De las palabras de Traba se desprende que, en suma, el artista consiguió expresar una lectura vanguardista de su contexto local. El texto se publicó nuevamente en el catálogo de la retrospectiva realizada por el Museo de Arte Moderno de Bogotá, Hernando del Villar 1944?1989 (1991).
“Momo” del Villar —como lo llamaban amigos y conocidos— se dio a conocer como paisajista de colores intensos y luminosos, con predilección en el paisaje marítimo. En su época de estudiante en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia (1963−67), sus trabajos figurativos mostraban una temprana inclinación hacia el movimiento pop. En 1969, del Villar realizó una serie en serigrafía, constituyéndose, según algunos críticos, en uno de los pioneros de esta técnica en Colombia. Exploró esta técnica en talleres para avisos publicitarios de Bogotá, porque en los talleres de grabado aún no se trabajaba esta modalidad. Luego del viaje emprendido a Washington D.C. para estudiar con Gene Davis (1920−85), comenzó una etapa abstracto-geométrica que consolidaría en Nueva York mediante cursos de posgrado facilitados por la beca Fulbright. En total permaneció tres años en Estados Unidos (1971?74). Expuso asiduamente, desde 1969, participando en la II Bienal de Grabado en San Juan (Puerto Rico, 1973) y, en Colombia, recibió mención en el XXVI Salón Nacional de Artes Visuales (1976).
Oriunda de Buenos Aires, Marta Traba vivió en Colombia entre 1954 y 1969. A su llegada se vinculó con el medio académico y periodístico de Bogotá, permitiéndole incidir de manera fundamental en el devenir de las artes plásticas de ese período. Sus planteamientos teóricos impactaron, de tal manera, que sus ensayos y libros hoy son de obligada lectura. Después de su partida del país, Traba mantuvo lazos estrechos con el medio artístico e intelectual colombiano reflejado en los textos que siguió escribiendo sobre artistas y eventos artísticos. Cada cierto tiempo regresaba para dictar conferencias, participar en simposios y grabar programas en la televisión nacional. Tras su partida —y en un segundo matrimonio con el crítico y editor literario Ángel Rama (1926−83)—, vivió en el Uruguay, Venezuela y los Estados Unidos. El año anterior al presente artículo, había publicado Mirar en Caracas (1974), libro que recoge notas publicadas en el diario El Nacional de la capital venezolana (1972−73) y tres años antes, en 1972, había salido al público el ensayo “Arte latinoamericano actual” sobre la influencia estadounidense en las artes plásticas de la región; lineamientos que posteriormente profundizó en el libro Dos décadas vulnerables en las artes plásticas latinoamericanas (1973).