Si bien el ensayo de Gabriel Rodríguez (n. 1941), el escritor argentino radicado en Venezuela, está enfocado en el tema de Gerd Leufert (1914–98) como fundador y maestro del diseño gráfico en Venezuela (así como a las cualidades didácticas de Leufert como trabajador, creador y formador de otros profesionales en el campo del diseño), es un texto revelador en otras áreas. El ensayo trae a la luz la influencia y trascendencia que tuvo (y continúa teniendo) este diseñador de origen lituano como docente y museólogo. Rodríguez resalta la gestión de Leufert junto a Miguel Arroyo, el entonces director del Museo de Bellas Artes de Caracas, afirmando que “de la estrecha colaboración entre ambos (...) nace un cuerpo unitario de trabajos que ilustra el doble proceso de maduración de Leufert como artista individual y la correspondencia de un diseño con las diversas etapas, rápidas, sucesivas y cambiantes que modifican el panorama de las artes visuales”.
Señala también su amistad e intercambio intelectual y profesional con otros diseñadores y artistas, como Nedo o Alvaro Sotillo (de quien fue maestro) y con Gego, la compañera de toda su vida en Venezuela. Asimismo, según destaca Rodríguez, hubo el vínculo estrecho de Leufert con escritores tales como Alfredo Armas Alfonso. Por otra parte, el ensayo de Rodríguez da cuenta de la influencia que ejerció Leufert entre algunos pintores contemporáneos, así como la admiración despertada en cinéticos como Alejandro Otero y Carlos Cruz-Diez.
Además, el texto aporta valiosa información histórica sobre primeras imprentas y libros editados en Venezuela, y sobre cómo era el trabajo en el pasado cuando una misma persona hacía de todo: redactor-diseñador-impresor. Se señala el año de 1937 como el vértice de cambios importantes en Venezuela tanto por la reforma de la Escuela de Bellas Artes como por la creación, por parte del pintor y pedagogo Pedro Ángel González, de la sección de artes gráficas; a juicio del autor, así se fueron sentando las bases para el advenimiento del diseño gráfico.
Habría que añadir que lo fundamental del ensayo de Rodríguez es el aspecto ético que destaca a través de la persona de Gerd Leufert para las ramas del arte y los oficios, pues considera tal actitud como uno de los aportes medulares que legó “la enseñanza de Leufert”.