El documento es importante pues se instaura como ejemplo de la difícil recepción que algunos círculos artísticos y críticos tradicionalistas y/o regionalistas del país dieron a la inclusión de propuestas de orden contemporáneo como instalaciones y performance dentro de los eventos públicos que se encargan de la divulgación y el fomento de las artes plásticas en el país. La crítica hecha por Olier señala que el evento reiterativamente no da cabida a la “armonía de lo convencional” a pesar de que en su convocatoria deja en claro que éste se desarrolla en búsqueda de la “profesionalización y mayor progreso” del arte en el país. Esta afirmación, cuestiona la supuesta falta de criterios para la escogencia de los ganadores tildada de tendenciosa, pues favoreció obras de corte experimental, develando la concepción evolutiva de las artes a partir de cánones estéticos como composición, belleza y proporción características que señalan inflexiblemente la pintura y/o la escultura como las prácticas afines correctas, equilibradas y necesarias.
Es destacable como Olier en oposición a su concepción tradicionalista da cabida a la discusión alrededor de la figura del artista contemporáneo citando las afirmaciones del artista colombiano Gustavo Zalamea (Bogotá, 1951-) quien asegura la pintura como simple herramienta; define la calidad del trabajo en cuanto a su concepto, incidencia en la esfera pública, técnica y diseño; y finalmente asevera que “los artistas contemporáneos no están obligados a cumplir lo tradicional”. A pesar que la autora no cierra el diálogo a las definiciones tradicional de artista o de oficio de artista, es perceptible un tono sarcástico y de protesta ante el desconocimiento de la trayectoria de diversas propuestas pictóricas de algunas artistas caribeñas y se muestra parca, desconfiada y poco receptiva a la estética de las nuevas propuestas. La autora, finalmente apunta hacia la particular dificultad de aproximación que el público asistente a la muestra iría a tener y señala las políticas del Ministerio de Cultura como partidarias de un solo lado de las prácticas plásticas evidenciando dos problemas que los salones regionales querían enfrentar al intentar descentralizar la muestra de las artes plásticas en Colombia.
Carlota de Olier periodista colombiana corresponsal del diario colombiano el Espectador en Cartagena. Miembro por Colombia en la fundación de Nuevo Periodismo Latinoamericano.