El escultor colombiano Rodrigo Arenas Betancourt (1939-95) se interesó, desde muy temprana edad, por el dibujo y por la figura del Libertador Simón Bolívar. Tras sobreponerse a la pobreza originada en el humilde medio colombiano en que se crió, hacia 1944 Arenas consiguió por fin establecerse en la Ciudad de México, donde tuvo la oportunidad de desarrollarse como escultor, campo en el que consiguió aprecio y reconocimiento.
La crítica argentina radicada en Bogotá desde inicios de los cincuenta, Marta Traba (1923–83), presentó en la televisión colombiana, entre 1954 y 1958, cuatro series de programas: “ABC del arte moderno”, “El museo imaginario”, “Una visita a los museos” y “Curso de historia del arte”. En la primera serie, Traba dedicó dos programas a analizar el trabajo de Arenas Betancourt. En ellos se demuestra buen conocimiento de su trabajo escultórico realizado en México y aplica su acostumbrada capacidad pedagógica para explicar la evolución seguida por el artista así como los elementos distintivos de cada etapa. En el homenaje a Bolívar, a su juicio, Arenas sorteó con éxito “los peligros de una falsa escultura literaria”. La posición de Traba resulta inesperada, pues a lo largo de su carrera ella criticó sin pausa, y de manera acérrima, a los artistas nacionalistas y todo aquello que se relacionara con ellos, al tiempo que impulsaba con afán las más distintas manifestaciones del arte moderno.