En 1939, la pintora colombiana Débora Arango (1907–2005) presentó tres obras; dos de las cuales eran desnudos femeninos que resultaron escandalosos para las mentalidades tradicionales de la ciudad. Esto derivó en un enfrentamiento de atacantes y defensores tanto de la prensa conservadora como de la liberal, respectivamente.
Esta entrevista sirvió de antesala a la presentación de la obra de Arango en Bogotá. Lo más sobresaliente del documento es la espontánea expresión de la pintora, lo que muestra que su obra de esa época no fue tanto el resultado de una preconcebida ruptura con la tradición, sino el resultado íntimo de seguir con fidelidad su propio deseo artístico. Esto se refleja bien cuando cuenta que “(…) en una ocasión, traté de dibujar el rostro casto de una mujer para hacer La Mística y contra todas las fuerzas de mi voluntad, resultó el rostro de una pecadora”.
El periodista concluye su crónica y entrevista con la descripción de la visita que realizó al estudio de Débora Arango, comentando varias de las obras que apreció en tono laudatorio. Aseguró que la pintora era expresionista “(…) sin caer en la desfiguración absoluta que otros expresionistas han adoptado”. La exposición de Bogotá estuvo integrada por trece acuarelas y se presentó en el Teatro Colón, el 5 de octubre de 1940, por invitación del Ministro de Educación Nacional, el liberal Jorge Eliécer Gaitán. Fue presentada por César Uribe Piedrahíta (1897–1951), quien calificó de “heroica” su obra, porque servía para “(…) rasgar el velo de falso pudor y de hipócritas prejuicios tras el cual se esconden maliciosamente los moralistas corrompidos”.