La periodista de nombre (o seudónimo) “Ketty” escribe una crónica sobre el mural que, en su momento, elaboraba Hernando Tejada en la estación del Ferrocarril del Pacífico de la ciudad de Cali. Antes de comunicar la primicia sobre los episodios de la historia de Cali y el Valle del Cauca que eligió Tejada para pintar el mural, la autora traza un rápido devenir de la pintura mural en México para compararla con la de Colombia. Se lamenta porque los artistas colombianos de ese momento no reflejen en sus obras el sentimiento de la época por la falta de estímulo en el país; a juicio de Ketty, el artista triunfa saliendo del país, debido a que, por su idiosincrasia, el colombiano privilegia la labor del extranjero sobre la del nacional. Expresa que “el primer mural histórico de Cali y del Valle del Cauca”, pintado por Tejada, reivindica un género artístico que debe observar, de forma profunda, la historia, representando costumbres nativas que involucren a grupos sociales excluidos de las obras de arte convencionales, tales como indígenas, mestizos, negros y zambos. Precisamente por haberlos incluido en el mural, Ketty denomina a Tejada “un auténtico animador del tipismo nacional”. Concluye su crónica mencionando los episodios que fueron relevantes para la concepción del proyecto- mural.

El artículo anuncia la primicia de los episodios que componen “el primer mural histórico de Cali y el Valle del Cauca” —según la periodista bajo el seudónimo de Ketty— del pintor colombiano Hernando Tejada (1924-98). El documento exalta la labor del muralista, quien, en 1952, ganó el concurso de la Junta Directiva de los Ferrocarriles Nacionales (seccional del Pacífico) para pintar dos murales en las paredes de la sala de espera de la estación del tren de Cali —el ferrocarril conectaba el puerto marítimo de Buenaventura, en el Océano Pacífico con esta ciudad. El tema impuesto por la empresa debía sintetizar la historia de Cali y del departamento Valle del Cauca. Lo paradójico en la elaboración del mural es que Tejada, para conocer detalles de esta historia, debió adquirir libros (algunos traducidos del alemán) donde se narraban las costumbres de los indígenas de esta región del suroccidental de Colombia. 

En los años cincuenta, por lo general, ciudades de provincia como Cali o Barranquilla protagonizaron un auge de la pintura mural histórica, relevando a Bogotá y a Medellín que en la década anterior funcionaron como centros fundamentales de producción de este género pictórico. En la estación del ferrocarril (de corte moderno) inaugurada en 1953, Tejada pintó los murales: La historia de Cali (1953-54) y La historia del transporte (1955-56); este último, debido a la explosión de siete camiones con dinamita el 7 de agosto de 1956 (hecho conocido como la “Explosión de Cali”), quedó parcialmente destruido. Fue restaurado por el pintor en 1974. 

Entre 1945 y 1947, Hernando Tejada estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes (hoy Escuela de Artes Plásticas de la Universidad Nacional de Colombia); posteriormente, con apoyo de Alejandro Obregón (1920-1992) —director en su momento de la Escuela— se desempeñó como profesor entre los años de 1949 y 1951. Cuando realizó los murales al fresco de la mencionada estación, Tejada contaba con experiencia previa, pues su primer mural justamente lo pintó en la cafetería de la Universidad Nacional de Colombia (1947) aplicando enseñanzas de su maestro Luis Benito Ramos (1899-1955). Posteriormente, en 1952, Tejada elaboró otro mural concebido para la telefónica de San Fernando, en Cali. “Tejadita” (como le llamaban en Cali), era hermano tanto de la pintora Lucy Tejada (n. 1920) como de Teresa Tejada (n. 1928), alumna de historia del arte de la crítica Marta Traba.