El documento fue escrito por el crítico vienés, Walter Engel (1908–2005), radicado en Colombia desde 1938. Al respecto de la primera exposición individual de la artista Cecilia Porras (1920–1971) en la galería El Callejón de Bogotá, inaugurada el día 27 de julio de 1955, el autor es enfático en distinguir los elementos formales que componen las pinturas y dibujos presentados, así como el dominio que la artista demuestra de su oficio. Críticos extranjeros como Engel, el polaco Casimiro Eiger (1911–1987) o la argentina Marta Traba (1923–1983) siguieron la producción de los jóvenes artistas colombianos, encargándose de divulgar sus logros y capacidades dentro de los presupuestos del arte moderno, sustentado sus argumentos desde una perspectiva formalista.
Adicionalmente, debe considerarse que Porras hizo parte de un grupo de mujeres artistas —entre ellas, Judith Márquez (1925–1994) y Lucy Tejada (1920–2011)— que, a partir de los años cincuenta, participó activamente en muestras nacionales e internacionales, además de núcleos sociales de intelectuales. Se desempeñaron como artistas profesionales siguiendo los postulados del arte moderno que, en esencia, pretendía explotar los recursos puramente plásticos.
Es de interés el considerar que el autor del texto nombra a los artistas Alejandro Obregón (1920–1992) y Enrique Grau (1920–2004) como figuras influyentes en artistas jóvenes. El primero como director de la Escuela de Bellas Artes y el segundo como referente en la obra de Porras. Sin ser necesariamente mayores que otros artistas, tanto Obregón como Grau gozaron de un temprano reconocimiento en el medio artístico por sus respectivos modos de interpretar su entorno. Lo hicieron mediante nuevos lenguajes pictóricos, de tal forma que artistas jóvenes adoptaron de manera abierta algunos elementos de ambas formas de trabajo.