La empresa textil Coltejer, en su momento una de las más antiguas y poderosas de Colombia, patrocinó en Medellín la realización de cuatro Bienales de arte en los años 1968, 1970, 1972 y 1980. Estos eventos causaron un notable impacto social y artístico e impulsaron la difusión de movimientos vanguardistas como el conceptualismo, el arte de sistemas, el body art, los happenings y las instalaciones. La III versión incluyó cuatro grandes secciones: arte figurativo, arte no figurativo, arte tecnológico y científico, y arte conceptual.
El documento muestra bien la mentalidad que animó a esta empresa a promover y financiar la realización de un evento modernizador. Tuvo efectos en la producción y el mercado artístico regional y nacional; aunque, a la postre, este proyecto se extinguió por múltiples causas, entre ellas los problemas económicos que comenzó a enfrentar la empresa.
Con la bienal de arte, Medellín se sumó a la corriente internacionalista bajo el ideal de poner al día “lo nacional”, legitimar las necesidades de modernización mediante la difusión de tendencias contemporáneas, y “educar” a las masas. Estos y otros propósitos similares contribuyeron a que prosperaran diversas bienales en todo el continente, la mayoría de las cuales tuvo una existencia relativamente corta, con excepción de la Bienal de São Paulo, la cual se realiza desde 1951.