El artículo (2) “La exposición de arte francés”inicia la polémica sobre la Exposición y gesta un debate en torno a las vanguardias artísticas, tan importantes en las décadas posteriores para la defensa y consolidación del arte moderno en Colombia. Es sabido que, a partir de la crítica de arte, se niegan otras posibles nociones de modernidad en los artistas de las primeras décadas del siglo XX.
Este texto hace parte de una discusión crítica y un debate generado en periódicos colombianos tales como La Crónica y El Tiempo, amén de las revistas El Gráfico Ilustrado y Cromos. Son opiniones divergentes alrededor de la Exposición de arte francés de 1922, primera muestra de arte moderno de ese país en Colombia y primera ocasión para que los nacionales vislumbren, en los años veinte, corrientes artísticas vigentes en Francia y, por ende, en Europa.
De esta polémica hacen parte los críticos de arte Rafael Tavera (1878–1957), Gustavo Santos (1892?1967) y Roberto Pizano (1896?1930). Las posiciones de Pizano y Tavera defienden el arte local con argumentos que lo equiparan al arte europeo. Al contrario, la posición de Santos establece una crítica ante la incomprensión del público frente a las obras expuestas.
Roberto Pizano, artista y gestor cultural, miembro del Círculo de Bellas Artes de Bogotá y figura fundamental para comprender el campo artístico colombiano de la década de los veinte, defiende un arte académico cuya referencia capital es el arte español, alejado de tendencias modernas del arte francés y de las vanguardias artísticas. Pizano propugnaba por la consolidación de un arte nacional basado en las habilidades técnicas de los artistas y el uso tanto de motivos como de costumbres locales en la pintura, aunque apuntalado con referencias clásicas. En este sentido, el recorrido que hace Pizano a la Exposición en este artículo es el de un paciente maestro que le quiere enseñar a sus alumnos qué errores no cometer y cómo valorar “lo propio”.