El pintor Francisco Antonio Cano (1865?1935) decidió establecerse en Bogotá hacia 1911 donde contribuyó a fundar el Instituto de Bellas Artes. Luego de múltiples esfuerzos para consolidarse como artista en Medellín, ejerció la crítica de arte, promovió exposiciones y dejó un grupo fiel de alumnos y seguidores.
En Bogotá ejecutó la que sería su obra más importante donde se alude a la colonización del occidente de Colombia emprendida por empresarios de la región de Antioquia. Este conflictivo proceso permitió la expansión de la frontera agrícola, lo que, al decir del artista y empresario Alejandro López (1876?1940), enfrentó “el hacha con el papel sellado”.
El documento del periodista Fidel Cano (1854?1919) muestra cómo, en su momento, fue interpretada por las élites una imagen que se convertiría en emblemática para el departamento de Antioquia. En su valoración, la equiparó con el simbolismo cristiano de la Sagrada Familia, al tiempo que eludió referirse a las realidades que representaba, buscando más bien derivar una lección moral del cuadro. El pintor Cano obsequió la versión original de Horizontes a su amigo Carlos E. Restrepo (1867?1937), presidente de Colombia (1910?1914) quien lo apoyó en sus primeros años en Bogotá, y cuyos herederos donaron la obra al Museo de Antioquia donde se conserva en la actualidad.