El crítico austriaco radicado en Colombia, Walter Engel (1908–2005) comenta, en este artículo, la exposición de arte femenino realizado en el Museo Nacional de Colombia en 1951. Critica él de esta exposición, especialmente, que muchas de las obras presentadas se quedan en meros ejercicios pictóricos, pero que, en ningún momento, mostraban un nuevo lenguaje estético que evidenciara realmente el desarrollo del arte femenino en el país. Este salón se realizó en un momento crítico en Colombia a nivel social, pues las ideologías conservadoras —apoyadas por el entonces presidente Laureano Gómez (1889?1965) y por la Iglesia católica— eran fervientes defensoras de mantener la moral y las buenas costumbres en la sociedad. Este tipo de muestras traían a la luz, precisamente, el carácter moralizante de las obras expuestas. Si bien eran mujeres las que participaban en el salón, ellas eran parte esencial de la sociedad conservadora y eran, más aún, un buen ejemplo de las mujeres relegadas al hogar, las cuales contaban con un hobby tan especial como el arte.
Pero no todas las mujeres artistas que habían realizado cambios significativos en el arte colombiano, para la fecha, participaron en esta muestra. Quizá por ello, Engel se centra en el análisis de las obras de aquellas artistas más significativas que, a su juicio, mostraron gran nivel compositivo y estético en la muestra; tal es el caso de Inés Acevedo Biester, hija del artista académico Ricardo Acevedo Bernal (1867?1930). Para Engel, la obra de la artista muestra con honradez su carácter académico y cómo ello se refleja con gran elocuencia en sus obras. La otra artista de la que Engel hace mención es Blanca Sinisterra de Carreño (1907?95), quien, para él, es una de las artistas que manejan la técnica de manera sorprendente y segura; o sea, “en la que predomina la espátula” y la mezcla de colores directamente sobre el lienzo. Para Engel, la participación de algunas artistas en dicha exposición traen a la luz ese debate entre lo “clásico y lo moderno” y en cuyas composiciones se revelan, realmente, creaciones personales más que imitaciones del entorno.
Si bien, como lo menciona Engel en su artículo, algunas de las artistas mostraron nuevos lenguajes estéticos, el carácter completo de la exhibición hizo énfasis más en la representación literal de “ciertos objetos que se alejan de los impulsos creadores” y de las posibilidades plásticas en los nuevos lenguajes que se estaban desarrollando entonces en el arte moderno colombiano.